martes, 21 de diciembre de 2010

El asesino vuelve casa

Julio de 1996. El Manchester United, vigente campeón de la Premier League, intenta hacerse con los servicios de uno de los mejores delanteros de la historia del fútbol inglés, Alan Shearer, por aquel entonces en el Blackburn Rovers. Pero el de Gosforth, sentimental como pocos, eligió el club de su ciudad, el Newcastle, segundo clasificado esa temporada. El resto de la historia es de sobra conocida: 148 goles en diez temporadas en St James’ Park -343 partidos- y su nombre escrito con letras de oro en la historia. Para el United ese intento frustrado de conseguir la firma de Shearer supuso la llegada a Old Trafford de un desconocido delantero noruego en una arriesgada apuesta personal de Sir Alex Ferguson.

Ole Gunnar Solskjaer llegó a Old Trafford desde el Molde, donde en 42 partidos había conseguido 31 goles. En una temporada donde la delantera de los diablos rojos estaba monopolizada por Andy Cole y Eric Cantona -que se retiraría al final de ese mismo curso-, el noruego se convirtió en el complemento perfecto, en el jugador número 12, en el “super-sub” de Sir Alex. Dicha campaña, la 1996-1997, el United repitió corona en parte gracias a ese recién llegado al que la mass media británica le colgó el apodo que le acompañaría durante toda su carrera profesional: Babyface killer (asesino con cara de niño). Nunca abandonó el papel de suplente de oro. En el banquillo, su segundo hábitat natural, analizaba el juego, al rival y los espacios que éste le concedía. Entonces Ferguson le mandaba a calentar, el rubio saltaba al campo y, normalmente, marcaba (123 goles anotó en Premier). Marcaba uno, dos, tres y, en ocasiones, marcaba cuatro. Y si no que se lo pregunten a los aficionados del Forest, esos mismos que tuvieron que soportar como Solskjaer, que había entrado a la moqueta a falta de doce minutos para el final, mandaba a Dave Beasant a recojer la pelota en cuatro ocasiones en un recordado 8-1 que los de Manchester endosaron al equipo dirigido por el predecesor de Ferguson en el banquillo de Old Trafford, Ron Atkinson.

Pero su momento de gloria llegó en 1999, en la final de la Champions League. El noruego, suplente una vez más, saltó al césped del Camp Nou con diez minutos por disputarse y con el marcador adverso. Lo ocurrido en esos fatídicos minutos de descuento ya es historia de la máxima competición continental. Primero fue Sheringham y después, Solskjaer, siempre en el sitio oportuno, aprovechó una prolongación del propio Teddy para darle la vuelta al marcador. Ole siguió con su ritmo anotador hasta que en 2004 se le detectó una lesión crónica en la rodilla derecha. Más de un año y medio en el dique seco para un delantero de 32 años hacían presagiar que el final de su carrera estaba cerca. El destino no había dicho su última palabra. Cuando ya parecía encontrar el ritmo de nuevo, jugando varios partidos con el Reserves, Solskjaer sufrió una fractura en su pómulo tras un choque fortuito con Ubo Ehiogu, central del Middlesbrough. En la temporada 2006-2007, ya de vuelta, consiguió un puñado de goles, pero al final de ese mismo año llegó el momento de decir adiós. En la pretemporada de 2008 el United celebró un partido de despedida frente al Espanyol, lo que supuso el último partido del internacional noruego con la camiseta que defendió durante once años.

13 de diciembre de 2010. Minutos antes del inicio del partido Manchester United – Arsenal, los locales celebran otro evento en honor a Ole Gunnar Solskjaer. ¿El motivo? El delantero no había abandonado Manchester aún. Tras su retiro como futbolista pasó a entrenar primero a los delanteros del primer equipo para, posteriormente, hacerse cargo del equipo reserva. Pero  hace unos días saltó la noticia. El asesino volvió a casa, y lo hacía para entrenar al Molde, el equipo que durante dos años celebró sus goles y que ahora celebrará su regreso.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Los descuentos en San Paolo

Tenía pensado escribir un post similar a éste tras el gol de Cavani frente al Steaua el pasado miércoles que le valió al Nápoles la clasificación para dieciseisavos de final de la Europa League, pero dejé de lado la idea. No sabía cuando tendría oportunidad de escribir sobre ello de nuevo -de hecho pensé que no podría llevarlo a cabo-, pero lo que no me esperaba era que tan sólo cuatro días después, otra vez el Nápoles, otra vez Cavani, lograrían la victoria en el último minuto del añadido.

San Paolo es un estadio con mística. Quizá sea por los vapores que expulsa el Vesubio o quizá por que el espíritu de Maradona aún se pasea por sus gradas -Javier Pastore reconoció que sintió una energía especial cuando el Palermo y el Nápoles disputaron el Derby de las dos Sicilias-, las razones no están muy claras. Lo que si está claro es que el Nápoles aprovecha el factor de la localía como muy pocos equipos hacen en el continente. Todo empezó en el ya citado encuentro entre el Palermo y el equipo de Mazzarri en el que Maggio aseguró los tres puntos con un gol en el minuto 95. Nueve días después el Nápoles se jugaba la vida -y el orgullo patrio, al ser el único equipo con posibilidades de avanzar- en la Europa League. Gol de Cavani en el minuto 92. Y hoy, exactamente trece días después del gol de Maggio, Cavani se vistió de Maradona, se colocó el número 10 a la espalda y con un maravilloso tanto deja al Nápoles a tres puntos del Milan. Los descuentos en San Paolo, algo digno de estudio.

Es muy dificil pronosticar que pasará a final de temporada en Italia. Se vendió como un campeonato previsible en el que el Inter, que venía de ganar todo lo ganable el curso anterior, lo tendría todo de cara para llevarse su sexto Scudetto consecutivo. Parecía que Milan y Juventus, ambos, al igual que el Inter, con nuevos inquilinos en sus banquillos, deberían pasar una época de transición. Lo único que se veía claro era que la Roma, como lleva sucediendo en los últimos años, iba a estar ahí. Pues bien, olvídense de todos los pronósticos de pretemporada porque, aunque suene a tópico, cada temporada es una historia distinta. Lo único que es seguro es que el Milan pasará la Navidad sabiéndose líder mientras que su vecino y defensor del título, aunque con dos partidos aún por disputar debido al Mundial de Clubes, ocupa la séptima posición. Lo que también es seguro es que los outsiders tienen mucho peso en esta competición. Ahí están Nápoles y Lazio, segundo y tercero respectivamente, y Palermo, probablemente el equipo que más entretiene en este Calcio, sexto a cuatro unidades de la Juventus. Campionato aperto.

martes, 14 de diciembre de 2010

El TP Mazembe justifica el Mundial de Clubes

Permitidme la brevedad de este texto pero el TP Mazembe merece, una vez más, tener su espacio en este blog. ¿Por qué? Porque han vuelto a hacer historia. No contentos con eliminar a Pachuca en cuartos de final hoy han hecho lo propio con todo un Inter de Porto Alegre, campeón de la Copa Libertadores, y representarán por primera vez a África en una final del Mundial de Clubes. Porque han justificado la creación de este torneo y la desaparición de la Copa Intercontinental rompiendo el binomio tan manido entre UEFA y CONMEBOL. Porque con su victoria han dado un paso hacia la globalización definitiva del fútbol. Hoy los Muteba Kidiaba, Patou Kabangu y Alain Kaluyikuta son reconocidos por gran parte de los aficionados y seguidores de este tipo de torneos. Hasta el inicio de la competición eran unos completos desconocidos. Y porque, en definitiva, han demostrado una vez más que para hacer historia no hace falta gastarse fortunas. La pasión por este deporte puede nacer en cualquier rincón del planeta, por mucho que desde los países centralizados nos empeñemos en ignorarlo.

Tópicos

Anoche el Arsenal volvió a caer ante un rival directo en su pelea por el título de la Premier. Y, como de costumbre, aparecieron todos aquellos que aguardan escondidos para lanzar ataques al equipo de Wenger: "Qué fácil es entrenar así. Si gana, perfecto, si no, no pasa nada: tiene la excusa de la edad media de la plantilla, de manejar un proyecto enfocado al largo plazo..." Ok, seamos justos, pero debemos serlo respecto a las dos partes. Ayer el Arsenal perdió, y lo hizo con justicia. Probablemente el peor Manchester United de los últimos años -y hablo del nivel de su plantilla, no de su desempeño sobre el campo- desconectó a los del Emirates del encuentro, los convirtió en meros espectadores e hizo que el Arsenal, reconocido por su capacidad de asociacion permanente, pareciera otro equipo completamente distinto.

Pero decía que debemos ser justos. Wenger llegó a Old Trafford con las bajas de Vermaelen -su mejor defensa-, Fàbregas -su mejor centrocampista- y Van Persie -su mejor jugador de ataque- entre otras muchas. Bien, un equipo de élite debe aprender a convivir con estas situaciones -y, visto lo visto últimamente, si eres el Arsenal es preferible que te apliques una dosis doble del antídoto- pero parece que nadie se ha percatado del pequeño detalle de que el United es el único equipo de Europa que no ha perdido ni en su competición liguera ni en la Champions League. Los dos únicos equipos que no han perdido en Champions son el Madrid y Barça y ambos han perdido en la Liga-.

Por otro lado, hay que reconocer el mérito de Ferguson. Planteó un choque perfecto desde lo táctico: colocó al que probablemente sea su hombre más en forma en lo que va de temporada -Nani- en la banda del peor lateral del Arsenal, un Clichy al que se le agota el crédito partido tras partido. Dio entrada a Carrick y Park, dos jugadores que cada vez tienen más peso en este United -con total merecimiento- y que, junto a Fletcher, desactivaron el centro del campo visitante. Como curiosidad, Nasri, Rosicky y Wilshere solo participaron juntos en una jugada de ataque en el minuto 31 del encuentro. Esa jugada no terminó con un disparo, pero fue una de las ocasiones en las que el Arsenal planteó más peligro en la primera mitad. Lo más positivo del encuentro de anoche para el cuadro londinense probablemente sea la aparición de un Szczesny, el portero del futuro del Emirates según Wenger, que respondió -a pesar de un inicio dubitativo- con creces en su primera prueba de fuego como profesional.

viernes, 10 de diciembre de 2010

TP Mazembe: no era una utopía

Lo vengo comentando desde que el Mundial de Clubes empezó a aparecer en los calendarios internacionales marcado con rotulador fosforito: bien desarrollado o no, la idea es fantástica. Días atrás hemos visto como la FIFA concedía los mundiales de 2018 y 2022 a Rusia y Qatar respectivamente y, aunque sea discutible -sobre todo en el caso del país de Oriente  Medio-, es un paso más hacia la democratización y globalización total y definitiva de este deporte que, antes de mover millones, mueve sentimientos. Desde su creación se ha hecho justitica con todos los campeones de confederación que año tras año observaban con recelo como Sudamérica y Europa acaparaban todos los focos en la Copa Intercontinental. Como consecuencia de esta apertura a cualquier rincón del planeta fútbol, aumenta el interés del aficionado por los equipos exóticos, aquellos de más allá de la Champions League y Copa Libertadores. Una especie de retroalimentación que, como hoy, coloca al Tout Puissant Mazembe en boca de todos.

Porque, aunque en nuestro continente esta competición aún no despierte pasiones -que lo haga es un reto interesante para la FIFA-, el equipo de la República Democrática del Congo -una nación devastada por la guerra, la miseria y enfermedades como el SIDA- ha hecho historia. Para el TP Mazembe lo de participar en el Mundial de Clubes no es nuevo. En la edición anterior ya estuvieron en Abu Dabi enfrentándose al Pohang Steelers en los cuartos de final. Se adelantaron, al igual que hoy, con un gol de Bedi, pero Denílson Martins, ese jugador que en la semifinal frente a Estudiantes jugó los últimos 20 minutos del partido como portero tras la expulsión del meta titular, echó por tierra las esperanzas africanas. Hoy se repetía la historia: Bedi ponía por delante a los suyos, pero el déjà vu -afortunadamente- no se desarrolló en su totalidad. Los cuervos aguantaron el marcador y estarán en la siguiente ronda con total merecimiento.

Los del Congo no tienen la nómina de jugadores de la que dispone el Al-Ahly, tampoco la del Esperance Sportive de Túnez, pero en un futuro los Milota Kabangu, Singuluma o Muteba Kidiaba podrán contar a sus hijos y nietos que, gracias al sistema del Mundial de Clubes, compartieron terreno de juego con jugadores como Andrés D'Alessandro y Giuliano Victor de Paula. El próximo martes disputarán la semifinal contra Internacional de Porto Alegre y pensar en una victoria africana sí sería una utopía. Pero también lo era eliminar a Pachuca en cuartos de final. El TP Mazembe sabe que para soñar no hacen falta billetes ni monedas. Con una pelota es suficiente.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Campeón a fuego lento y la dignidad del derrotado

Los torneos sudamericanos tienen esa mística que los hace especiales. Mucho más aún cuando se trata de una final. No importa si uno de los dos equipos es una de las instituciones más laureadas del continente y el otro acaba de descender a la segunda categoría de su país. Tampoco importan los fallos del sistema de competición al disputar el desenlace a doble partido. Cuando en Sudamerica se juega una final, sea del campeonato que sea, todo se detiene. Anoche echó el telón la Copa Sudamericana en su edición de 2010 con el Independiente-Goiás dispuado en Avellaneda. En la ida los brasileños se habían llevado el encuentro y llegaban al Estadio Libertadores con un marcador favorable de 2-0 pero, Independiente, curtido en mil batallas de semejante calibre y con la suerte de su lado, se llevó la eliminatoria y la competición. 

Se esperaba un Independiente mucho más batallador, más alegre en su ofensiva -a pesar de la ausencia del Cuqui Silvera, expulsado en Serra Dourada-, un conjunto que sitiara a su rival en la parcela más próxima a la meta defendida por Harlei. Pero no fue así. El Rojo se adelantó en el choque gracias a la pizarra de ese magnífico entrenador que es Antonio El Turco Mohamed y la definición de un jugador nada habituado a encontrarse en esas lides: Julián Velázquez. Y sólamente tres minutos después apareció el hombre de la Copa, el jugador que llevó a Goiás hasta el último encuentro de la competición: Rafael Moura. O He-Man, como prefieran. Inclinó ligeramente sus 189 centímetros de altura y con un sensacional remate con la testa igualó el marcador. Volvía el mito de las noches de Sudamericana. A partir de ese momento los locales, que se encontraron de nuevo con dos goles de desventaja, no tuvieron más remedio que intentarlo todo a la ofensiva. Y en dos acciones espectaculares antes de llegar al descanso -una por la fortuna y otra por la habilidad de Parra para rematar desde esa posición- igualaron la final. Esta vez sí acertó la organización al no otorgar valor alguno a los goles anotados como visitante.

Los siguientes 75 minutos -los 45 de la segunda mitad y los 30 del tiempo añadido- se le hicieron largos, muy largos a Independiente. Goiás, de la mano de Wellington Saci y Moura, probablemente sus dos mejores hombres junto a Rafael Toloi, estuvo cerca de finiquitar el campeonato. Pero, una vez llegados a los penales, con un arquero de 38 años defendiendo su meta -qué, seamos justos, cuajó una notable Sudamericana- poco más pudo hacer. Se hablará mucho de la vuelta del Rey de Copas, del penal decisivo de un clásico como Eduardo Tuzzio, de la fantástica actuación individial del portero Hilario o de la respuesta de Facundo Parra ante la ausencia de Silvera. En definitiva, se hablará mucho de Independiente. Sí, es normal, son los campeones, pero Goiás merece todo tipo de reconocimiento. En su camino hacia la final dejó en tierra a equipos como Gremio, Peñarol, Avaí y Palmeiras, todos ellos presumiblemente un escalón por encima de la plantilla de Arthur Neto. Pero, ante todo, nos han dado la mejor versión de un jugador que si bien ha explotado tarde, es, a día de hoy, uno de los delanteros más en forma del continente sudamericano. Hablemos de Independiente, lo merecen, pero no nos olvidemos de He-Man Moura y su Goiás.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

La sorpresa se llama Copenhagen

No por acostumbrarse a las sorpresas éstas deberían perder su mérito. Por ello, aunque llevemos desde el arranque de la Champions viendo como el Copenhagen era un equipo a tener en cuenta, su clasificación para octavos de final es de lo más meritorio y justo. En un grupo formado por el principal favorito a llevarse la competición en el mes de mayo, por un Rubin Kazan que ya demostró la pasada edición del torneo de lo que es capaz y por un outsider de nivel como es el Panathinaikos -no lo olvidemos, líder en Grecia-, que los de Solbakken hayan conseguido 10 puntos, los mismos que Inter y Lyon, campeón y semifinalista el año pasado, tiene una trascendencia y un toque romántico maravilloso.

Ya lo hemos comentado en infinidad de ocasiones: las nuevas reglas de clasificación para la Champions tienen sus pros y sus contras, como toda decisión controvertida. Hemos visto como el Zenit era eliminado en la previa por un Auxerre de un nivel claramente inferior. La clasificación del Zilina, que no ha sumado ningún punto, era un argumento más para los detractores de este nuevo método de Platini. Pero, gracias a este patrón a seguir, una de las ciudades más atractivas de Europa tendrá un representante entre los dieciséis mejores equipos del continente. Y lo tendrá con todo merecimiento, porque nadie les ha regalado nada. 

Obviamente, el Copenhagen no tiene una plantilla comparable al resto de equipos que anoche certificaron su pase a octavos de final como segundos de grupo -Inter, Lyon y Valencia-. Es más, podríamos decir que hasta el inicio de la competición, muchos no conocerían más de dos jugadores de su plantilla. Pero, precisamente, el valor del equipo danés se basa en su colectivo. Solbakken -que, por cierto, dejará de ser entrenador del Copenhagen a final de temporada para pasar a dirigir a su Selección, la noruega- ha hecho pocas rotaciones en los seis partidos de esta ronda grupal. Hasta en cuantro ocasiones ha repetido el siguiente once inicial: Wiland; Pospech -que tiene nombre de entrenador mítico-, Antonsson, Jorgensen, Wendt; Bolaños, Vingaard, Kvist, Claudemir, Gronkjaer; N'Doye. Ayer los héroes fueron Vingaard, uno de sus jugadores más técnicos, y el incombustible Gronkjaer. Otras veces lo es el senegalés D'Doye. Pero, que nadie de por muerto al Copenhagen: líder absoluto en su competición local con 19 puntos de ventaja sobre el Odense, tendrán todo el tiempo del mundo para centrarse en seguir haciendo historia. Pero, por el momento, que saboreen lo que han conseguido. Como dijo ayer un grande de esto, Koebenhavn. The place to be.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Después del Fla le toca al Flu

La temporada pasada el Flamengo ganó el Brasileirao. Su máximo rival, el Fluminense, terminó en la decimosexta posición, un punto por encima del descenso, cuando en muchos tramos del final de campaña tuvo un 99% de posibilidades de descender a la Serie B. Anoche el Fluminense se coronó como nuevo campeón de Brasil. Su máximo rival, el Flamengo, ha finalizado el curso en decimocuarta posición, dos puntos por encima de la relegación a la segunda categoría. Se impuso en una jornada que se preveía de infarto, con tres candidatos claros para alzarse con el cetro, una clara muestra de lo que es el campeonato brasileño: un torneo que comienza con la incógnita de quien será el campeón, con una ristra de aspirantes digna de admirar.

El título de Fluminense es lógico y encomiable. Lógico por el equipazo que ha tenido a su disposición Muricy Ramalho, dicho sea de paso, uno de los mejores entrenadores de Brasil, de la escuela del maestro Telé Santana, creador de la que probablemente sea la mejor máquina de hacer fútbol de la historia: el Brasil 82'. Además, esa nómina de jugadores se vio acrecentada en el mercado veraniego con dos refuerzos de lujo: Belletti y Deco, dos campeones de todo en Europa que aún no habían logrado campeonar en su país. Pero ambos, que se presumían como grandes figuras del Fluminense campeón, han quedado eclipsados por un argentino de la cantera de River, el mejor jugador de este Brasileirao 2010, El Pibito Darío Conca. Tal ha sido su magnitud en Sudamérica que Olé ha lanzado una encuesta en su página web: Ídolo en Brasil. ¿Conca debería tener una chance en la Selección?. Hasta el momento han votado 12.188 personas de las cuales el 79% ha dicho que sí. Significativo.

Y decía que es encomiable porque no es fácil revertir una situación tan nefasta como la que vivió el Flu en el Brasileirao 2009. No es sólo ver como en tu batalla particular con el fuego estás a punto de quemarte, sino contemplar a tu máximo rival alzándose al Olimpo de los campeones por sexta vez en su historia. Pero Muricy lo ha conseguido. En tan sólo un año ha dado la vuelta a la tortilla y ahora los que observan recelosos son los aficionados del Fla. El Fluminense estará en la próxima edición de una Copa Libertadores que se presume apasionante compartiendo cartel con Argentinos, Nacional y América conformando un grupo de altos vuelos. Pero antes, anoche, Brasil coronó a dos nuevos reyes: el Fluminense y Darío Conca. Actores principales de esta película que ha sido el Brasileirao 2010.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Recortes forjados en La Gavotte Peyret

Samir Nasri lo ha reconocido en innumerables entrevistas: la gran mayoría de trucos que ahora regala con el balón en el Emirates los aprendió en las calles de Marsella. Desde su llegada al norte de Londres ha sido cuestionado. Su rendimiento no ha sido el esperado y la confianza no le ha acompañado. Tampoco la regularidad. Capaz de alternar partidos como el del Oporto con periodos interminables de ausencias e inoperancia en su juego, el prínicipe, aquel al que un día osadamente compararon con Zinedine Zidane -petit Zizou, le decían- ahora sí merece tal consideración tras una exhibición de elegancia, cambio de ritmo y gol. Goles, su asignatura pendiente en los últimos años. Esta tarde sí, Nasri desmintió a quienes creyeron -creímos- que se había estancado. Y ya van unas cuantas veces esta temporada.

Wenger lleva años recibiendo reproches por su filosofía. Se le acusa de jugar con niños, de manejar una propuesta que más bien es una condena inequívoca a la derrota, pero no vamos a entrar en debates que, de tanto usarlos, ya están desgastados. Cada uno tiene su propia opinión sobre el alsaciano y él ha sido tajante cada vez que dicho debate ha salido a la luz: Si se tratará de jugar con hombres, el Arsenal sería un equipo de segunda división. Pero eso no es lo importante. Lo que realmente cuenta en el fútbol es el hambre, el talento y la inteligencia que posea el jugador. Hambre, talento e inteligencia, claves para que un jugador termine firmando por el club del Emirates. Porque Wenger rechaza firmar jugadores que ya se han hecho un nombre, que ya tienen una fama desarrollada que, en términos psicológicos, están en el escalón más alto de la pirámide de Maslow: el de la autorrealización. Por eso Nasri acabó en el Arsenal, porque no había ganado nada, simplemente era una promesa. Una promesa con hambre, talento e inteligencia.

Hacía tiempo que, casi llegados al ecuador de la temporada en Inglaterra, el Arsenal no se acostaba sabiendo que a la mañana siguiente se verían líderes. También hacía mucho tiempo que los de Wenger llegaban al tramo final de una competición sabiéndose los grandes favoritos para llevarse el trofeo como ocurre en la Carling Cup de este año. Y todo esto cuando el club ha vivido una época de austeridad debido al cambio de Highbury al Emirates. Porque el trabajo bien hecho siempre encuentra recompensas. Como cuando Nasri, rememorando los tiempos en los que recortaba a sus amigos en las calles de La Gavotte Peyret, decidía que el protagonismo de esta temporada es suyo. Enteramente suyo.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Rudnevs y Leadbitter

Lo positivo de un espacio como éste, sin pretensiones de éxito, enfocado como una suerte de cuaderno de bitácora personal donde almacenar y colocar los pensamientos de su autor, en este caso yo, es la libertad de elección sobre el tema del que tratar. Y es por eso que los protagonistas del artículo del día serán Artjoms Rudnevs y Grant Leadbitter a los que el lector haría muy bien en desconocer. Hoy estos héroes modestos tendrán las líneas que sus hazañas bien merecen.

Empecemos por Artjoms. El fin de semana vimos como el CSKA cerraba su temporada ante el Amkar de Perm en un terreno de juego que parecía más un lugar donde disputar deportes de invierno que un estadio habilitado para la práctica del fútbol de primer nivel. Es normal, pensamos, es Rusia y, por suerte, es la última jornada del año allí. Pero ayer la Juventus ha vivido algo parecido en Poznan. Y no, no era el último partido de la Premier League rusa, sino una jornada decisiva si querían seguir con su andadura europea. En el que probablemente sea el grupo más complicado de la competición, formado por el Manchester City, el Lech Poznan, el Red Bull (revelación de la Europa League la pasada campaña) y la priopia Juve, los de Delneri han vuelto a sucumbir frente a los de José Mari Bakero. Porque no es la primera vez. En la primera ronda de partidos de este grupo el Lech le sacó un empate a tres goles a los italianos, y Rudnevs acaparó las portadas. ¿Por qué? Porque él fue el autor de los tres tantos de su equipo. Y ayer, de nuevo frente al que se ha convertido en su rival favorito, volvió a anotar, su equipo empató de nuevo y la clasificación que al comienzo parecía utópica ahora es más que probable.

A la misma hora (bueno, para ser exactos, cinco minutos antes) que comenzaba la batalla sobre la nieve de Poznan, arrancaba la segunda tanda de partidos de los cuartos de final en la Carling Cup: un derby de Birmingham y un Ipswich-West Bromwich. Y sí, han leído bien, estamos hablando de unos cuartos de final de un torneo de primer orden en Inglaterra. Nos centraremos en el segundo partido, donde se encuentra el otro de los protagonistas del día. Les sitúo en escena: Portmand Road, estadio del Ipswich, al este de Inglaterra, Roy Keane salta al campo con la siguiente alineación: Murphy; Peters, Brown, Smith, O'Dea; Lambe, Leadbitter, Norris, Towsend; Priskin, Scotland. Es decir, una media de 23'5 años por futbolista para medirse ante la revelación del comienzo de temporada en la Premier League. Jugadores en su mayoría desconocidos (salvo sus dos delanteros y el central Tommy Smith, por eso de representar a Nueva Zelanda en Sudáfrica) que consiguieron la machada con un gol, claro, de Leadbitter. El Ipswich se enfrentará al Arsenal en las semifinales que, recuerdo, se dispuan a doble partido. La otra semifinal es un West Ham-Birmingham. El Arsenal y Wenger no tienen excusa, esta Carling tiene sabor gunner.