lunes, 7 de febrero de 2011

Chelsea-Liverpool: Torres, Anelka y los centrocampistas reds

El escenario del Chelsea-Liverpool de esta tarde no podía ser mejor. Todas las miradas se posaban sobre la figura de Fernando Torres tras su desembarco en el conjunto de Carlo Ancelotti en este mercado invernal mientras que Kenny Dalglish dejaba en la caseta a Luis Suárez, presumible sustituto del español junto a Andy Carroll -aún lesionado-. Y, al igual que sucediera en el duelo que enfrentó a ambos equipos en la primera vuelta del campeonato, apareció la mejor versión del Liverpool. Un Liverpool que de esta manera encadena cuatro triunfos consecutivos en la Premier League desactivando las alarmas que aún pudieran existir tras el irregular arranque de temporada. Fue un partido marcado por los detalles, principalmente tácticos, que trataremos a continuación.

La llegada de Torres, el 4-3-1-2 y la posición de Anelka

Cuando se confirmó el fichaje de Fernando Torres por el Chelsea surgieron las primeras preguntas: ¿Dónde lo colocará Ancelotti? ¿Formará, junto a Drogba, una línea de dos delanteros? ¿Será Anelka el sacrificado por el entrenador italiano? Preguntas que desaparecieron cuando salieron las formaciones iniciales y se comprobó que el sacrificado era Malouda y Anelka ocupaba la posición teórica del '10' por detrás del marfileño y el español. Con el transcurso de los minutos el Chelsea se encontró con un claro problema en la generación de su fútbol, con un Anelka incapaz de asimilar los conceptos básicos para jugar en la punta del rombo formado en el centro del campo y, a su vez, taponando el carril central, espacio en el que Frank Lampard encuentra acomodo y llegada desde la zona de creación. Además, el centro del campo local no encontró fluidez alguna, con Essien y Mikel totalmente desactivados por sus pares en la media del Liverpool. En la segunda mitad Ancelotti cayó en cuenta del error, pero sorpresivamente, cuando parecía que Malouda sustituiría a Anelka, retiró a Torres, introdujo a Kalou y formó un 4-3-3. Inferioridad en el centro, confusión por el cambio de sistema, un gol de Meireles que terminó por eliminar cualquier atisbo de recuperación, otro cambio de dibujo hacia un 4-2-4 y los mismos síntomas. A destacar la línea defensiva con la que el chelsea finalizó el encuentro: Ivanovic, David Luiz, Terry y Ashley Cole. Pinta muy bien.

Leiva, Meireles y la victoria táctica de Dalglish

Al igual que frente al Stoke, el Liverpool salió de inicio con una formación con tres defensas centrales y dos carrileros -Kelly y Glen Johnson-. Pero el verdadero acierto de Dalglish se encuentra en la punta del rombo del centro del campo, donde, al contrario que Ancelotti, ha encontrado al inquilino perfecto, que no es otro que Meireles. Al ex del Oporto se le pudo ver, con Hodgson al mando, en posiciones tan ilógicas como escorado hacia la banda derecha, pero la vuelta del escocés al banquillo de los de Mersey ha supuesto un alivio para el portugués. En el duelo de la primera vuelta, Leiva se erigió como el elemento diferencial del partido, con un trabajo excepecional en la presión ahogando y desesperando al hoy ignorado Malouda. Hoy se repitió el mismo guión. De nuevo sensacional en la presión defensiva, el ex del Gremio fue la clave en el rombo de Dalglish. Un rombo que decantó la balanza para el lado de los reds. Aunque de partida Meireles partía como punta de lanza, se vieron varias permutas a lo largo del encuentro. En ocasiones era Gerrard el que ocupaba dicha posición, también Maxi e incluso, por momentos, se pudo ver a Leiva en esa zona del terreno. Con una ejecución perfecta del planteamiento y aprovechando la confusión generada en el rival, el Liverpool y en especial Dalglish, se llevó la batalla táctica y, por ende, el choque.

El futuro de unos y de otros

Con los refuerzos de Fernando Torres y David Luiz se confirma algo que parecía obvio: el Chelsea tiene -probablemente junto al Manchester City- el once inicial más equilibrado de la Premier League. Pero también se debe asumir que el fondo de armario no es suficiente y que cuando se necesita tirar de banquillo una vez que el partido se pone cuesta arriba, éste se hace pequeño. Ahora mismo, con los mismos encuentros disputados, los blues están diez puntos por debajo de un Manchester United que cosechó su primera derrota de la temporada en el Molineux. Ésto, junto a la dificultad añadida de defender título y a sabiendas de que la principal aspiración del Chelsea es la Champions, presenta un panorama no demasiado favorable en la competición doméstica. Por su parte, el Liverpool vive una tendencia ascendente desde la llegada de Dalglish al banquillo. Lejos de la cabeza, pero ya en puestos europeos, sus dos próximos encuentros serán frente a un Wigan espoleado por la agónica victoria frente al Blackburn pero aún así alejado de su mejor versión y ante el colista West Ham. De lograr los seis puntos, serían seis victorias consecutivas en Premier, algo casi impensable tras el irregular arranque protagonizado por el Pool y que les podría dejar luchando por algo más que la Europa League. Todo parece más lógico.

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