lunes, 1 de noviembre de 2010

Gylfi Sigurdsson no para de crecer

Este texto bien podría haberse referido a Mario Götze tras su espectacular actuación individual, mejorando así el colectivo, en el Mainz-Dortmund, uno de los encuentros más interesantes de la jornada. A Theofanis Gekas, que se ha convertido en uno de los mejores goleadores del continente recordando a ese delantero que unas temporadas atrás consiguió anotar 20 goles con el Bochum o a tantos otros jugadores que han destacado este fin de semana en Europa en general y la Bundesliga en particular. Pero este artículo va dedicado a uno de esos personajes alternativos -aunque éste lo sea cada vez menos- que nos apasionan, a los que seguimos desde sus inicios en el profesionalismo y que cuando triunfan hacen que nuestra satisfacción sea doble.

Cuando hace unos años descubrimos a un portentoso centrocampista islandés con una extraordinaria capacidad goleadora en uno de tantos interesantes partidos de las selecciones juveniles, inmediatamente nos pusimos manos a la obra para encontrar referencias suyas en internet. Pertenecía al Reading inglés, que se había hecho con sus servicios un par de temporadas atrás, pero aún no había debutado con el primer equipo. Era el momento propicio para seguir su carrera desde sus primeros pasos. Llegó el año 2008 y aquel futbolista nacido en la capital de Islandia jugó un par de partidos con su club -que por aquel entonces ya había descendido al Championship- antes de irse cedido a dos equipos de la League One y League Two respectivamente. Seguía prometiendo, pero era complicado calibrar su potencial en las catacumbas del profesionalismo inglés. Su oportunidad definitiva no llegó hasta la pasada campaña, cuando realmente nos dimos cuenta del verdadero valor de Gylfi Sigurdsson. 

Los de Berkshire, conscientes de la joya que tenían entre manos, decidieron darle la alternativa inmediatamente. Y Gilfy respondió. Estábamos acostumbrados a verle anotar con relativa facilidad con las inferiores de Islandia, pero usualmente lo achacábamos a su superioridad física y su pasmosa habilidad para el remate desde larga distancia. Pero no era casualidad, Sigurdsson terminó la temporada con 20 goles y 8 asistencias -in all competitions-, convirtiéndose asi en el principal valor de un Reading que en una temporada se le había quedado pequeño. Los rumores sobre su salto a un club de mayor entidad se fueron sucediendo durante el verano, pero comenzó el nuevo curso con el conjunto inglés como había terminado en el anterior: revolucionando. En 4 partidos tuvo tiempo de enviar el balón al fondo de la portería rival en 2 ocasiones más. Hasta que llegó Ralf Rangnick. Hasta que llegó el Hoffenheim. No había sido titular en ningún partido con su nuevo club, pero ante las bajas en defensa y la posterior reconversión de Luis Gustavo -amén de la ausencia del también sensacional Sejad Salihovic- Rangnick no tuvo más remedio que colocarlo en el once inicial. ¿El resultado? De nuevo demoledor: 2 goles y una asistencia, a los que hay que sumar sus 2 anteriores goles desde que está en Alemania. Islandia, que de su mano ha conseguido el mayor hito de su historia, aunque en categoría sub-21 -llegar a la fase final de la Euro- sabe que tiene un nuevo ídolo al que adorar. ¡Si hasta su nombre está relacionado con la mitología nórdica!

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