lunes, 29 de noviembre de 2010

Los sueños de tu Palermo

Los sueños de tu Palermo nunca han sido demasiado ambiciosos. Acostumbrados a pelear con equipos que los superan en tradición e historia, a ciudades que los doblan, triplican o incluso cuadriplican en número de población. Resignados a ver su sala de trofeos vacía, con apenas tres títulos de Serie B y dos subcampeonatos de Coppa, tu Palermo nunca ha pensado en grande gestas. Comprensible. Pero hoy a cualquier aficionado del fútbol le gustaría amanecer en el noroeste de Sicilia, ahí donde el Mar Tirreno baña las costas de la isla. Salir abrigado a la calle, ante un sol que ilumina pero no calienta y contemplar las portadas de los periódicos deportivos del país. Y de esta manera comprobar que, al menos por un día, tu ciudad se ha convertido en el punto central del panorama futbolístico de la nación. Y todo ello gracias a dos eslovenos, un argentino y un fantasista de Nardo.

Y es que ayer tu equipo, ese que viste de rosa, se exhibió ante el único conjunto capaz de plantarle cara al Inter de Mourinho la pasada temporada. Al equipo de la capital. A la Roma. Tú, que temiste por el futuro de la entidad tras la marcha de Cavani y Kjaer, ves ahora como Ilicic y Muñoz los suplen a la perfección. Tú, que el año pasado te emocionaste con un argentino recién llegado de Huracán, ves ahora como se ha convertido en una de las piezas más codiciadas del continente. Tú, que nunca te habías imaginado en esta situación, ves ahora como todo el país te envidia. Porque sí, Milan, Inter, Juve y Lazio están por encima en la clasificación, pero nadie juega como los tuyos. Y entonces tú no quieres despertar de este sueño. Quieres que el show continúe hasta el final, hasta las últimas consecuencias. Quieres seguir disfrutando.

El partido de ayer fue frenético. Ilicic, Pastore y Miccoli, que forman el tridente ofensivo de tu Palermo, jugaron a sus anchas con una defensa insegura como la de la Roma. Soñaron e hicieron soñar. Pero tú no te quedas sólo con el espectáculo y apremias el esfuerzo del esloveno menos mediático de la plantilla: Bacinovic. Porque tú sabes que sin él los de arriba no funcionarían, porque su estilo a la hora de ofrecerse y su criterio para elegir siempre el pase correcto te fascina. Y tú, que estás sentado en una terraza, tomando el primer café de la mañana y rememorando lo acontecido anoche, bendices las rondas previas de la Europa League. Bendices Eslovenia y bendices al Maribor. Pero, ante todo, bendices el sueño que vives junto a tu equipo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario